La palabra es auténtica cuando certifica lo que se dice con lo que se hace, y tiene valor cuando se ve manifestada en la realidad. Precisamos de las palabras, las necesitamos para relacionarnos... Y tiene diferentes usos dependiendo para qué la requiramos, pero su buen uso determinará un buen acto.
Si algo nos une como humanos es el lenguaje. Las palabras, son parte fundamental del lenguaje, son cachitos de experiencia, hábitos, costumbres, valores y la identidad de cada persona. Somos también lo que DECIMOS…
"Sobran palabras…" No aparece en la real academia española como tal, pero es una expresión de uso coloquial exquisita simbólicamente para testificar un compromiso. La tradición de dar la palabra es histórica, pues cuando nuestros abuelos y grandes abuelas daban su palabra, fuera por lo que fuera, tenía más fuerza que cualquier contrato escrito y firmado. Por lo que es importante respetar y mantenerla. Cuando nos relacionamos, independientemente del rol que desempeñemos, debemos ser fiel a ella pues esta en juego nuestra confianza, respeto y creencia.
No cumplir lo que decimos es un hecho de desprecio, insano, una falta de respeto hacia los demás, y fomentan el conflicto.
Necesitamos rodearnos de personas que hacen lo que dicen, que se compromete con su palabra y la cumplen, sea lo que sea, y si por algún motivo no pueden, lo comunican con tiempo y se disculpan por no hacerlo. De esta forma transmiten fe y cordialidad, agentes clave para una buena y sana relación.
Queremos gobiernos y gobernantes de PALABRA, pues son éstos, éstas indudablemente l@s que determinan y gestionan las áreas y aspectos más elementales de nuestra existencia (salud, trabajo, educación, participación, vivienda…). Son las personas encargadas de velar por nuestro bienestar, por lo que es necesario que sus palabras vayan acordes con sus hechos, con la realidad. Y cumplan lo que nos pertenece, lo que prometen.
Yurena García Sánchez |
Necesitamos sentir tranquilidad y seguridad. Necesitamos no considerarnos engañad@s ni toread@s. Nos merecemos un respeto como cuidadan@s, y como PERSONAS. Pero sobre todo necesitamos comprobar que lo que se DICE es lo que se HACE.
Sobran Palabras… Queremos HECHOS.
Las palabras se las lleva el viento...
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