30/1/11

Cuando el miedo acecha.

Dicen los psicólogos que el miedo es una manifestación primaria del mundo animal que se manifiesta ante la percepción de amenaza en el entorno, es una aversión natural al riesgo que se hace presente ante sucesos, sensaciones, recuerdos del pasado o predicciones del futuro.

Cuando acecha el miedo el hombre teme por su hábitat, por su medio de vida, sus bases de seguridad, su reino y su corte, teme perderlo todo y ataca. Ataca y lo hace de la forma más implacable, vil y destructiva, ataca sin medir acción o palabra, ataca como animal primario, cometiendo errores y dejando palpable su terror al riesgo de perderlo todo.

Cuando el miedo acecha el hombre confabula, da golpes ciegos, se hace con sus armas más salvajes, reprochables y amorales, no mide palabra ni determina golpe, sólo golpea y golpea porque teme perderlo todo, golpea al enemigo y al amigo porque los árboles no le dejan ver el bosque, carga contra todos, no discrimina porque el miedo le acecha, mantener el status quo es su objetivo y no le importa cargar contra sus filas porque ya les teme a todos, porque tiene miedo en vez de moral.

Y el miedo le lleva a decir y escribir improperios, injurias y calumnias, le lleva a utilizar todas sus armas e incluso a comprometer al campo de batalla y al mensajero. Mensajero que encandilado por el poder y aterrorizado por su falsa deidad, se dota de recursos que le permitan ser el inmoral mercenario de un semidios cada vez más débil y salir invicto, aunque con el castigo de una conciencia manchada por el deshonor más sucio y rastrero: el del servir al poder sin límite ni barrera.

Huye de quien tiene poder y miedo, porque es violento, ruin y despiadado, pero si eres tú la víctima de sus ataques, nunca uses sus mismas armas pues el Pueblo es jurado y observa atento las malas artes de su asechanza, el Pueblo está contigo.
Efraín Gómez Bermúdez
Miembro independiente del proyecto político de Telde Aire Nuevo 2011

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